EL escepticismo y las reservas asaltan a todo el que valora los movimientos acaecidos en las últimas fechas sobre la posible integración del tejido empresarial en torno a un proyecto futbolístico abanderado por el Granada CF. Al mismo tiempo, a todos los seguidores les sobreviene un halo de esperanza y una leve sensación de haber sentido esos síntomas optimistas con anterioridad. No es la primera intentona frustrada. Emprenden una aventura para remediarlo.
La diferencia esencial entre las anteriores cumbres es que dos organismos independientes, las entidades que representan a los comerciantes y empresarios, han mediado para que se produzca la negociación. El Ayuntamiento, que debería convertirse en motor de esta idea como clave para el relanzamiento económico del 'histórico', ha preferido interpretar un rol secundario por ahora, aunque al menos habrá que valorar su interés presencial y su apuesta para que el futuro se aclare en unidad.
La convivencia de tantos proyectos futbolísticos no es imposible, como se ha demostrado, pero sí escasamente productiva en el ámbito de los resultados y la satisfacción de expectativas. Las acciones de la junta directiva del Granada por arrojar claridad a sus cuentas han encontrado por fin el reconocimiento por parte de un sector poderoso dentro de nuestra sociedad, pero ignorante tanto en dirección deportiva como en los intríngulis rojiblancos.
Paco Sanz parece haber adoptado un papel conciliador que mejora el roce con los 'atléticos', con un loable gesto de mostrar con rigor el estado de la economía del club que preside. Los rojiverdes, a su vez, tendrán que depurar a sus 'garbanzos negros' que mantienen el discurso alternativo y facilón de hace dos años, de partir de cero. La asunción humilde de que el 'histórico' es el vehículo y que el impulso del consistorio llegará ante una gestión digna, con una implicación que iría más allá de los empresarios del Atlético. Y que hoy el Granada es aún de sus socios y hay que respetar su voluntad.
Si esta negociación fracasa, el Granada seguirá navegando solo, con arrestos, pero expuesto a la eterna marejada que agrava la crisis que nos rodea, en busca de soluciones integrales que serán complicadas de lograr. Para crecer, necesita el esfuerzo ingente y sin doble intención de todos. El punto de partida ya no es remplazar el cuerpo del pasado.
Si esto no prospera, habría que esperar a un cambio radical de escenario, con un hipotético ascenso a Segunda, que pondría al club ante la conversión en SAD. Entonces, ya no quedará otra. Los actores se quitaran las caretas y pondrán sobre la mesas sus intenciones. Y el que pague, mandará.
Fuente:Ideal.es
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